En estos tiempos perturbados, nos parece necesario recordar las palabras de Donna Haraway: "Importa qué pensamientos piensan pensamientos”, importa qué historias contamos para construir otras historias. Defendemos nuestro derecho a la esperanza a través de ficciones que nos permitan imaginar otras posibilidades para nuestro futuro, que no impliquen observar la catástrofe desde la impasividad. Consideramos vital resignificar nuestro quehacer como artistas y trabajadoras de la cultura, habitantes de una tierra herida. Nos esforzamos por no olvidar las injusticias y atrocidades que se cometen diariamente ante nuestros ojos, y nos negamos a sucumbir a la inmensa cantidad de mensajes que nos piden que olvidemos y sigamos adelante. En cambio, generamos lazos y entramados multidisciplinarios para resistir y preservar la vida. Cuestionamos los paradigmas de la representación que sitúan lo humano como el centro del acontecimiento teatral, y desde la incertidumbre y la fragilidad, nos proponemos compartir  una pieza que dé espacio a las poéticas de la tierra y a otras formas de vida y temporalidad. Queremos germinar en conjunto futuros habitables para las especies más-que-humanas y humanas que sobrevivan al fin del capitalismo.